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Banana Pereira y la República, íntimo y espontáneo

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Cual reunión en torno a una mesa repleta de los amigos de siempre, Banana Pereira y la República se adueñaron del Espacio Cultural Tierra sin Mal en la noche del sábado último. Una presentación íntima, directa y con acordes que denotaron toda la franqueza del sonido folk rock de estos músicos que saben cómo cautivar a su público.

Noche de sábado pos diluvio y a través de las redes sociales, los integrantes de Banana Pereira y la República se encargaban de avisar que el show no se postergaría por las inclemencias del tiempo. La propuesta era más que atractiva, un show acústico en un espacio poco habitual para recitales y el agregado especial de las canciones de Yurú Pampliega como invitado especial para abrir la noche y dejar el escenario a Banana y los suyos.

Banana Pereira y la República presentaron un recorrido por el álbum Manifiesto (2013). Fotografía: Natalie Escobar.

Banana Pereira y la República presentaron un recorrido por el álbum Manifiesto (2013). Fotografía: Natalie Escobar.

El reloj se apuraba en rozar la hora 23 y con acelerador a fondo logramos ser partícipes del arranque de otra presentación de la agrupación que nos supo quitar de la boca algo de ese sabor amargo que nos quedó a todos cuando nos enterábamos de que La Secreta ya no iba más y que quizás esta vez era para siempre.

Ahí estaba Sergio “Banana” Pereira con guitarra en mano, quién una vez más supo rodearse de los mejores para la conformación de este combo musical integrado por instrumentistas de probada garantía y versatilidad como Rolfi Gómez en teclados, Ariel Burgos en bajo y Gonzalo Resquín en batería, los últimos dos, viejos conocidos y ex
compañeros de Sergio en proyectos anteriores.

Si bien el sonido y la identidad de la agrupación ya se encuentran instalados entre los indispensables de un buen playlist cargado con canciones de rock nacional, esta cita nos dio pie para indagar mucho más allá de “Princesa” y “Viajero”, ambos cortes promocionales que supieron hacer las veces de adelanto del álbum Manifiesto, cuyo lanzamiento está programado para octubre próximo.

Ariel Burgos, en el flameante bajo de Banana Pereira y la República. Fotografía: Natalie Escobar.

Ariel Burgos, en el flameante bajo de Banana Pereira y la República. Fotografía: Natalie Escobar.

De ahí en más, un aluvión de canciones matizadas casi siempre por la omnipresencia del compás 6×8, inundó el viejo galpón que fue acondicionado a modo de café concert, con unas pocas mesas repartidas en los extremos y velas que contribuían a darle un color intimista al encuentro. La impronta rock de los riffs de Willy Chávez, quién esta vez no estuvo presente, fue reemplazada de manera casi imperceptible por el teclado y los sintetizadores de Rolfi Gómez.

Y mientras Banana nos regalaba canciones como “Añoranza”, “Donde brilla el silencio” y “Sueños”, con letras honestas que ilustran vivencias que nos identifican, una base rítmica inquebrantable se cimentaba sobre los parches ajustados de Gonzalo Resquín y las líneas de bajo del experimentado Ariel Burgos, quien supo entender muy bien la cadencia reggae de la agrupación.

Banana Pereira y la República cumplieron la misión, nos dejaron con ganas de más y haciendo cuenta regresiva para la llegada de Manifiesto, en una noche en donde horas antes la lluvia parecía anticiparnos que solo íbamos a poder llegar hasta el show flotando sobre un neumático viejo. Esta vez, además de no matar a nadie, el raudal nos dejó de regalo toda la musicalidad de una banda que no abandona la búsqueda de un sonido innovador pero con identidad de tierra adentro.

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Fotografías de Natalie Escobar.


Paraguay Alternativo: Death To All brindó tributo a la leyenda Chuck Schuldiner

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La cuarta edición del Paraguay alternativo, dejó zumbidos por doquier en la Manzana de la Rivera, esto a causa de una fuerza metalera implacable por parte de Death (to all), con sus integrantes originales homenajeando el legado de Chuck Schuldiner. Abrieron la noche las agrupaciones locales NAO, y Ablaze.

En 1983 en algún lugar de Florida, un chico de 15 años daba inicio al death metal, con una visión de composición bastante progresiva, dejando su legado en la leyenda viviente: Death. Chuck Schuldiner traspasó el umbral allá por el 2001 -a causa de una neumonía asociada al cáncer-, esto hizo que la agrupación se disolviera.

En una entrevista Chuck Schuldiner había declarado “Quiero vivir para siempre si es posible”, y el arte es para siempre. Death regresó a los escenarios el año pasado para ofrecer únicamente cinco conciertos en Estados Unidos cuyas ganancias fueron directamente a la fundación Sweet Relief, quienes en previas ocasiones han reclutado a músicos como Lou Reed, Pearl Jam y R.E.M para recaudar fondos y apoyar a distintas causas relacionadas a músicos profesionales de escasos recursos. La agrupación Death To All que piso suelo paraguayo, recorrió temas de uno de los álbums icónicos del género: Human (1991). La banda que se presentó en el Garcia Lorca estuvo conformada por Paul Masvidal (guitarra), Steve Di Giorgio (bajo), Sean Reinert (batería) y Max Phelps (guitarra/voz). Misma formación recorrió Brasil, y ahora van a escenarios de Argentina, Colombia, Chile, México.

En Paraguay, el género -con sus influencias músicales cercanas- viene haciendo raíces fuertes y duraderas desde los años 90. Eso se sintió con la presentación de Not As Others, banda de thrash metal con perfil técnico, llegando a momentos a endulzar los oidos con el modern metal, esa mezcla heterogénea de old school y new school. Andy Buss lució su guitarra y su perfil con “Throw yor way”. La voz de Carlos Sam en todo momento apuntalaba un bajo que daba bienvenida a las 400 personas que se iban acomodando en la Manzana de la Rivera.

Ablaze fue la otra banda paraguaya en sentar sudor en tabla para dar paso a los invitados internacionales. Jesui lidera la voz -gutural y magistral- de esta agrupación que sonaba ya en el año 2000, volviendo desde el año 2010 con un death metal al más puro estilo -e influencia- de Cannibal Corpse. Anoche subieron tímpano con rapidez, batería azotando el tempo, guitarra y bajos sincronizados para los silencios sútiles entre tanta vibración armoniosa. La brutalidad no sonaba tan rápido como los políticos saqueando al pueblo, pero la brutalidad de Ablaze saqueaba oídos, mentes, cuerpos, y hasta latas de cerveza en la Manzana de la Rivera.

Horas antes de la medianoche, las luces rojas, el destape de la batería guardada para el último plato, aplausos de bienvenida por parte del público, a un costado desfilaban los integrantes de Death rumbo a las tablas del salón, llegaba la hora pico de ansiedades y nerviosismos. Arremetiendo en intro con el tema Out Of Touch, shock de estruendo, batería, voces, lujo de virtuosismo y cuerdas, y voces guturales graves y agudas. Canción que rememora las grandes influencias músicales de Death que van de Iron Maiden al thrash metal de la escena de la Bay Area, como Slayer y Possessed.

Sonaba una leyenda del metal mundial en el centro asunceno, aquellas leyendas que se hacen entre el underground y el mainstream, sin importar quien haga qué, aquel pensamiento corrosivo que antecede al caos de la belleza músical se hacia forma, de manera pesada, en el death metal que ilumina hoy día a todas las vertientes de metal extremo. En Paraguay, en su tiempo, allá por los 2000, bastante difundida por la extinta Motorized, con sus shows tributos y covers a la banda de Chuck.

Belleza en solos, sonido que dejaba zumbidos hasta al panchero de la esquina, sudor, birra, y un track by track que sucedían la historia de Death con “Symbolic”, “Zombie Ritual”, “Crystal Mountain”, entre otros. “Living Monstrosity”capaz se convierte en el himno de la noche de éste capítulo del Paraguay Alternativo, por su fuerza, la respuesta del público asunceno -y de otras ciudades como Fernando de la Mora, Capiata, Luque-, y por traer a recuerdos el álbum Spiritual Healing. “Flattening of emotions” una de las tantas piezas maestras del álbum más técnico y progresivo de Death sonó a calcado del mismísimo disco Human (1991), placa impulsada desde Relapse récords y, el álbum en donde Chuck S. arroja todo su talento. La noche metalera despedía el Garcia Lorca con “Pull the plug”.

Una noche que se cerraba. Atendiendo a la inmortalidad de la leyenda que, con esa furia desgarradora del death metal nos saluda junto a sus composiciones ya eternas; haciendo gala de esa potencia desoladora de cielos e infiernos, iniciada en Florida en los años 80, por Chuck S. un adolescente visionario de 15 años. Edad del pavo, dirán muchos; edad para empezar a ser leyenda, dirán los -otros- marginados con el alma metalera inquieta y revolucionaria ante el status quo y dominantes de la industria -musical pop y- del heavy metal.

El metal seguirá de parabienes. El Paraguay Alternativo IV continuará con las presentaciones de Exodus, el 7 de octubre; Behemoth, el 12 de noviembre; con Edguy y Hammerfall, el 4 de diciembre.

Y el jazz fue fiesta en el Teatro Municipal

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Como cada año desde 1997, el CCPA Jazz Festival llegó al Teatro Municipal Ignacio A. Pane en su edición número XVVII con variadas propuestas dentro del espectro de este estilo que supo ganarse su espacio en la ciudad. El evento, conocido también como El Festival Internacional de Jazz de Asunción, sumó a diez agrupaciones locales e internacionales repartidas en tres jornadas.

Cuenta la historia que el ya fallecido maestro del saxo, Ángel “Palito” Miranda, tuvo la brillante y casi kamikaze idea de organizar un festival de jazz en la Asunción de mediados de los 90. Por intermedio de Gustavo Verna, Palito se acercó un día hasta Meli Peña –emblemática productora y gestora cultural de nuestro medio- y el resto de la película ya es bien conocida por todos.

Junto a Meli, quien con este festival tuvo su retorno triunfal a la coordinación cultural del CCPA luego de algunos años, está Beto Barsotti, el brasileño de vozarrón profundo y gutural que además de compartirnos su exquisita selección musical todas las mañanas en la 107.7 FM Concert, oficia desde hace varios años de curador y productor de este evento que supo regocijar nuestra melomanía en ediciones anteriores con figuras internacionales de la talla de Escalandrum, Luis Salinas, Mauro Senise, Cama de Gato y Mike Miller, entre tantos otros.

Pero quizás la mayoría coincidamos en que el mayor activo del Festival de Jazz Asunción es su apertura al talento jazz forjado en casa, al de los tantos artistas que hacen patria día a día colgados de la puerta de un colectivo o esquivando cráteres en el asfalto para llegar hasta las aulas de los conservatorios y escuelas de música, donde la nueva camada de músicos le sacan humo a sus partituras sujetas al atril con una pinza.

Por nuestro lado, el sábado llegamos hasta el Teatro Municipal para ser parte de la última noche del festival encontrándonos con una sala colmada en su capacidad–aproximadamente 600 personas- y la propuesta de Dominique Bernal Cuarteto arrancando los primeros aplausos desde la platea. Con una alternativa a su agrupación Versión Palma Loma Blues, Bernal cumplió las expectativas con un cuarteto integrado por Denis Vargas en la guitarra, Víctor Rodas en el saxo y la acertada percusión de Enrique “Papu” Carmona con su washboard, una tabla de lavar que se convirtió en un elemento habitual en las agrupaciones de jazz tradicional de los años 20. Bernal puso voz a los temas de su álbum “My own way of swinging” y hasta estrenó un saxo piccolo antes de invitar a la saxofonista Laura Rodas a compartir el escenario donde sonaron principalmente standards tradicionales de jazz como “When the saints go marching in”, “Jeepers Creepers” y “After you’ve gone”, a la manera del jazz más añejo.

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Brillo y virtuosismo de jazz en las tablas del Teatro Municipal. Fotografía: Natalie Escobar.

Casi como anfitriones de la casa, cerca de las 21.30 se pararon sobre el escenario los integrantes del CCPA Jazz Quartet, con una propuesta también regada por standards con arreglos coloridos en donde se destacó la batería de Seba Ramírez, quien junto a Aharon Emery en la guitarra, Rodrigo Quintás en el piano y Rafa Arce en el vibráfono no defraudaron con temas como “Sing, sing, sing”, “Lover Man”, “Scrapple from the Apple”. La presencia de los invitados Paula Rodríguez (contrabajo), David “Pepino” Rodríguez (saxo) y Celso Joabe (trompeta) fue más que acertada para darle brillo a la última parte en donde se pudo escuchar un vibrante “Salt Peanuts” que entusiasmó a la audiencia.

La primera presencia internacional de la noche estuvo marcada por el dúo integrado por la cantante costarricense Deborah Dixon, quien reside en la Argentina desde la década de los ochenta, y el pianista argentino Ángel Sucheras. El dúo fue sin duda uno de los picos más altos en el marco de la última noche del festival, con su propuesta en torno a la “nota blue”, con canciones contenidas en el primer disco de Deborah, “Live in Concert”, grabado en vivo junto con Sucheras en el famoso Notorius Bar de Buenos Aires. Dixon hizo gala de sus dotes de “show woman”, desparramando mucha seguridad, empatía y solvencia en el escenario con canciones como “Peel me a grape”, “Please send me someone to love” y hasta se animó con el standard en francés “Les feuilles mortes”, de Jacques Prévert. Todo un lujo.

Antes del cierre con standards como “Route 66” y “Summertime”, Sucheras sorprendió con su arreglo jazz para la siempre conveniente “Recuerdo de Ypacaraí”, que nunca deja de caer bien. Fotografía: Natalie Escobar.

Antes del cierre con standards como “Route 66” y “Summertime”, Sucheras sorprendió con su arreglo jazz para la siempre conveniente “Recuerdo de Ypacaraí”, que nunca deja de caer bien. Fotografía: Natalie Escobar.

La desgraciada frase “nadie es profeta en su tierra” parecía resonar en las cabezas de algunos cuando pasadas las 23 subía al escenario uno de los talentos de la guitarra que más extrañamos quienes recorremos el circuito nocturno del jazz asunceno. Dani Cortaza, quien reside en Washington DC, Estados Unidos desde hace ya varios años, fue el encargado del cierre con broche de oro junto con los músicos con los que habitualmente comparte escenario en el país del norte. Cortaza sumó en esta ocasión a Mark Prince (batería), Michael Bowie (bajo) y Wayne Willentz (piano) para presentar composiciones de su segundo álbum solista, titulado “Together/ Oñondive”.

Dani Cortaza dejó de su semblante en el Festival de Jazz. Fotografía: Natalie Escobar.

Dani Cortaza dejó de su semblante en el Festival de Jazz. Fotografía: Natalie Escobar.

El repertorio de Cortaza giró casi enteramente en torno a este segundo álbum, en donde el guitarrista se vuelca con decisión a la inclusión del compás 6×8 dentro de la estética jazz, una experimentación que nace a raíz de un interés surgido en los años 90 luego de haber pasado toda una noche en el estudio de Lobito Martínez tocando standards de jazz a ritmo de polka. Cortaza también regaló una pieza a ritmo de samba titulada “Dieguín”, incluida en su primer álbum titulado Expressions, lanzado en 2007.

El repertorio de Cortaza, en el cual incluyó composiciones como “Polkeando”, “Selvática” y “Solo un alma”, contó con la participación del trombón de Remigio Pereira y el cierre de lujo junto con José Medina y los tamborileros de Kamba Kuá para el cierre a ritmo de “Cambajazz”.

El broche final, como cada año, estuvo marcado por la infaltable jam session, de la mano de Dani Cortaza Quartet, quienes sumaron el maestro Kuky Rey, Deborah Dixon y Ángel Sucheras para cerrar con “Rock me baby”, probablemente el standard de jazz más grabado de todos los tiempos.

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*Fotografías de Natalie Escobar.

El funk no se rinde: La Santísima Groove presentó “El Agite”

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La Santísima Groove estrenó su primer álbum en un show extenso y entretenido, en donde no faltaron baile, cerveza y licks de guitarras funk que hicieron bailar a los presentes en medio del agite. Los Pirakutu llegaron desde Caacupé para abrir la noche con carisma y un ajustado sonido que entusiasmó en el arranque.

Cómo una suerte de resumen de la génesis funk asuncena, La Santísima Groove encaró el lanzamiento de su primer álbum titulado “El Agite” en la noche del viernes último. La fiesta fue pactada en La Cachamba y al baile no faltó ninguno; viejas caras conocidas que pintaban hace algunos años en el circuito groovero local, encarado por bandas como Faro de Fusca, Motherfunk o La Blusa sin Corte, se contaban entre la platea repartida en el patio del viejo taller de vagones detrás de la antigua Estación Central del Ferrocarril.

Desde el vamos, los anfitriones acertaron con la convocatoria de dos DJ’s pilares de la escena funk para calentar la noche en las bandejas, como Jorge Carrón (Lion) y Víctor S. Morel (Gsoul), quienes una vez más pelaron un canasto cargado de vinilos donde no faltaron los clásicos del funk setentoso como Sly & the Family Stone, Curtis Mayfield, Isaac Hayes o hasta el mismísimo George Clinton y su Parliament Funkadelic.

Los encargados de calentar el escenario fueron los invitados Pirakutu, quienes llegaron desde Caacupé con su propuesta de rock latino potente y ajustado, con un eclecticismo bien balanceado que navega las aguas entre el rock, el blues, el tango y hasta inclusive el flamenco. El repertorio se sostuvo más que nada sobre las composiciones del álbum “Imposible”, lanzado en 2013 luego de que la agrupación haya resultado ganadora del concurso para bandas emergentes “Demostrá tu Música” en 2011.

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Se escucharon los ya conocidos “Gato Negro”,” Pora”, “Fugitivos”, “Tóxico” y hasta algunos estrenos como “La Abeja” y “Cumbia de la Luna”. La vocalista Nancy García brilló por su presencia en el escenario, sustentada por una correcta base rítmica construida con los golpes de batería de Samuel Mendieta y el bajo de Hugo Valiente, quién desde el último cambio de integrantes en el grupo dejó la guitarra a cargo de Marky Aguilera, quien acompaña correctamente a Eleno Florentín en las seis cuerdas.

Ya entrando en la primera hora del sábado, subía al escenario La Santísima Groove con ocho músicos en escena y la advertencia del frontman Osvaldo “Domi” Lombardo que nos hacía saber que la fiesta iría para rato. Arrancaron con mucha energía con canciones incluidas en “El Agite” como “Fuego”, “Quiero morir en esta fiesta” o “No dormiré”, en donde sobresalen los acentos del trompetista Emilio Vázquez y del saxo de Marcelo Ortigoza.

También la base rítmica sonó precisa, con groove desbordante y sin desperdicios, desde las líneas acertadas y profundas del bajo de José Luís Brítez, las cuales se entretejían con la batería del polifacético Walter Rodríguez, quien también hizo su propio show apoyando a Domi Lombardo en la voz. La inclusión del percusionista Papu Carmona fue también muy acertada para agregarle el toque afrobeat en conjunto con Rodríguez.

Ante todo, vale mencionar la actitud de Lombardo sobre el escenario, quien demostró mucha seguridad durante la extendida performance de la banda, saltando, bailando y dirigiéndose al público en todo momento. Durante el set, tampoco faltó la perspectiva soul de La Santísima Groove en temas como “Rosas Blancas”, “En la oscuridad” y “Calavera Soul”, donde se pudo notar la musicalidad sobresaliente de Rodrigo Quintás en las teclas y de Ati Fariña en la guitarra, con sus licks pulidos y acertados. Uno de los picos de la noche se vivió con “El agite”, tema que da nombre al disco, con un público bailando sin descanso y pidiendo aún más.

“El Agite” es el primer material larga duración de La Santísima Groove, el cual contiene 12 canciones grabadas en los estudios Fondo Funk de Asunción, Paraguay. Si te interesa adquirirlo, podés contactar con la banda en Facebook o en Twitter. Para darle una pasada al disco, ingresá al Soundcloud.

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Fotografías Natalie Escobar.

A John Coltrane le cantaron los 80: Cuarteto de Jazz celebró el nacimiento de “Trane” en Mburucujazz Bar

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Concebido ya a estas alturas como el bunker de los melómanos jazzeros, Mburucujazz Bar fue escenario el viernes pasado de una celebración más que especial. En conmemoración de los 80 años del natalicio de John “Trane”Coltrane, un cuarteto en formato “dream team” se paseó por la discografía fundamental de este genio del free jazz.

Ubicado en un punto neurálgico de Barrio Obrero, en Tuyutí (12º proyectadas) casi EEUU, Mburucujazz Bar se ha convertido en una suerte de último reducto de quienes supieron entender sin mayores complicaciones que por esta tierra se pasearon -y lo seguirán haciendo- grandes talentos de clase mundial en lo que a música jazz se refiere. No es coincidencia que a este pequeño pero bien ambientado escenario hayan subido figuras de la talla de Palito Miranda, Carlos Schvartzman y Remigio Pereira, entre otros, quienes en más de una ocasión supieron plantarse allí con la solemnidad de quienes entienden lo que significa jugar de local.

El bar, que fue concebido mediante una quijotada del saxofonista Bruno Muñoz, nació en el 2006 como un grito de hartazgo ante la falta de espacios en donde los músicos de este movimiento pudiesen presentarse con las condiciones mínimas requeridas para hacer arte. La propuesta prendió desde el vamos y actualmente, luego de pasar por un breve periodo de receso, Mburucujazz Bar se ha convertido en el espacio de referencia para quienes se animan a desembarcar en el terreno movedizo, sagaz y siempre irreverente de la música jazz hecha en Paraguay.

Tres días antes, revistas y publicaciones especializadas en la música jazz, destacaban un nuevo aniversario de un saxofonista afroamericano que redefinió este sonido imponiendo un estilo único e irrepetible para dejar su huella indeleble en lo que hoy conocemos como subgéneros bajo el nombre de hard bop o incluso free jazz. John William Coltrane, también conocido como “Trane”, hubiese cumplido 80 años de no haber sido abordado por ese implacable monstruo llamado cáncer, que lo llevó tempranamente a la eternidad a los 40 años.

¿Qué hubiese sido de “Trane” de no haber partido aquel 17 de julio de 1967? Difícil de imaginar, pero sí sabemos que su legado ha tomado una dimensión que trasciende la de pilar fundamental en la historia de la música, y hasta ha motivado el nacimiento de un templo bajo su nombre: la Iglesia Ortodoxa Africana de San John Coltrane, con sede en San Francico, EEUU, en donde además de venerar al saxofonista, todos los domingos se celebran interminables jam sessions con músicos profesionales y aficionados pertenecientes a la congregación.

Ese misticismo de acordes disonantes en medio de una apremiante polirritmia, fue la constante en los instrumentos del cuarteto conformado por Víctor Morel (batería), Bruno Muñoz (saxo), Ariel Burgos (contrabajo) y Giovanni Primerano (piano), este último señalado por sus compañeros de equipo como mentor del homenaje que se apoderó de la oscura sala de Mburucujazz Bar por casi 90 minutos.

A sala repleta, con todas las mesas ocupadas y una audiencia que no tuvo reparos en ubicarse hasta en el piso del lugar para estar más cerca del escenario, el cuarteto arrancó con “All or nothing at all”, del disco Ballads, con una magistral interpretación Bruno Muñoz reencarnando al homenajeado de la noche, dejado en claro por qué es uno de los saxofonistas más requeridos en la escena local. Siguieron en el setlist composiciones como el pegadizo “Village Blues” y “My shining hour”, en donde se pudo apreciar en real dimensión el sello “Coltrane” en esta joya del hard bop.

Con todas las miradas puestas encima, Bruno Muñoz demostró mucha pericia en piezas como “Like Sonny” y la melodiosa “I’ll wait and pray”. No está demás señalar la prolijidad rítmica de Burgos y Morel, quienes una vez más demostraron que los años y horas sobre el escenario nunca pasan en vano. Las teclas de Giovanni Primerano, quien quizás puedan disputarle el trofeo al jugador del partido a Muñoz, supo entretejer la hoja de ruta en “Fifth House” o “Some Other Blues”, que sin lugar a dudas hipnotizaron al público.

En definitiva, un homenaje digno para el reprise, en una noche en donde al más puro estilo de “Trane”, los solos interminables se extendieron hasta bien entrada la madrugada del sábado.

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Fotografías de Natalie Escobar.

The Swingers y el sonido funk de Maceo Parker en Drácena

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Con un seleccionado conformado por destacados músicos de la escena local, el funk de Maceo Parker inundó la sala de conciertos de Drácena Bar en la noche del sábado.

No es coincidencia que Maceo Parker sea uno de los nombres más citados por jóvenes músicos a la hora de responder acerca de sus influencias dentro del espectro de la música funk y soul. El saxofonista, quien fue gran responsable de contribuir con el sonido de artistas como James Brown y George Clinton y su Parliament Funkadelic, es actualmente una de las leyendas vivas dentro de este estilo que de nuevo parece estar captando la atención del público local que respondió muy bien a la convocatoria de sábado de trasnoche en este local ubicado discretamente sobre la calle México de nuestra capital, a mitad de cuadra entre Fulgencio R. Moreno y Herrera.

Ya no es ningún secreto que en una noche cualquiera, en este pequeño espacio de arte, podemos acceder a propuestas más que interesantes como el ya tradicional ciclo de jazz de los miércoles, con el baterista Seba Ramírez oficiando siempre de anfitrión, así como otras sorpresas que por lo general tienen lugar los fines de semana. Esta vez le tocó el turno a The Swingers, agrupación conformada a instancias del saxofonista Pepino Rodríguez con el objetivo de sumergirse junto con sus compañeros en lo más profundo del catálogo funk de Maceo Parker.

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Unos pocos minutos después de las 23 del sábado, subía al escenario el seleccionado que integra The Swingers, con Seba Ramírez en la batería, Chino Corvalán en el bajo, Magno Molinas en las teclas, Fernando Garbarino en la guitarra, Marcelo Ortigoza en el saxo tenor y Pepino Rodríguez en el saxo alto. Con licks de guitarra bien marcados y líneas de bajo con groove profundo, los músicos supieron convertir la pequeña sala de conciertos en una fiesta que animaba al público a emular los frenéticos pasos que solo podían verse en las líneas de baile de Soul Train, el mítico show televisivo que fue una vidriera para la cultura de la música negra de los 70.

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Con una impecable base rítmica trabajada con precisión de metrónomo, Seba Ramírez y Chino Corvalán se lucieron durante todo el repertorio que recorrió grandes éxitos de Parker como “Pass the peas”, “Shake Evetything you’ve got” y algunas joyas con el sello del Padrino del Soul, James Brown, como “I got you (I feel good)”. El toque sensual de la noche estuvo a cargo de la cantante invitada Sol Pérez, quién se lució con una versión de “Let’s get in on” de Marvin Gaye.

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Mención aparte para el trabajo en lo vientos de Pepino y Marce Ortigoza, quienes demostraron que estaban en un paseo por terreno conocido, reproduciendo a la perfección los arreglos que aportaron explosividad a cada uno de los temas que integraron el setlist. No es casualidad que ambos instrumentistas sean parte de destacados proyectos dentro de este espectro, como La Blusa Sin Corte y Motherfunk, con los cuales llevan ya varios años recorriendo los escenarios del circuito de bares de música de la ciudad.

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De esta manera, The Swingers arremetió con una propuesta que seguirá recorriendo la ciudad, llevando a otros puntos de la noche asuncena toda la irreverencia altamente contagiosa de la música con sabor a los 70.


*Fotografías por David Messina.

Exodus liberó a todos hacia el moshpit

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La legendaria agrupación, Exodus, cerró la segunda jornada del Paraguay Alternativo IV, que estuvo marcada por riffs con mucha potencia, y un público vibrante que azotó el Club Olimpia en la noche del 7 de octubre.

El envolvente sonido de la distorsión ya se hizo presente a partir de las 19:30 horas (hay que decir que la puntualidad fue una invitada especial en el festival organizado por Diorama), Slayground hizo su aparición on stage, presentándose ante la tímida multitud, a esas horas.

Posteriormente, subieron al escenario los muchachos de Aggressive Squad, quienes dieron los correspondientes latigazos de bienvenida a aquellos que iban ingresando, tras la todavía breve cola que estaba afuera del Club Olimpia. Un golpe de thrash fue la metralla que diera sed a los metaleros que se acercaron, una sed de riffs pesados.

Más tarde, una de las bandas emblema del rock y metal nacional, Steel Rose, se apareció en la tarima, brindando un show, que aunque breve, sirvió como un dulce aperitivo para un plato que venía bien cargado. Los intervalos de graves y agudos del Turko, hicieron ecos de revoloteos de melenas, de aquellos que sigen esta banda desde hace tiempo.

Hablar de The Force, a veces ya resulta reduntante, sus cada vez más frecuentes seguidores conocen a la banda, lo que ofrece, y los dolores posteriores a su imposición de vértigo y adrenalina thrash. La agrupación movía los presentes con golpes de baterías agresivos, riffs violentos, y bajos que llegaban hasta la columna de cada uno de los cuerpos que estaban presentes.

La liberación del headbanger
Por un momento, durante la espera, muchos de los muchachos empezaron a compartir sus birras, aprovecharon para ponerse al tanto de los pormenores de los eternos debates musicales, y con su compra iban desmoronando, de a poco, la inmensa pared de birra que se encontraba en la cantina del club.

La cortina musical fue bajando, los perros ya se acercaban cada vez más al escenario a galopadas desesperadas, y de pronto, puntualmente a las 22:00, la leyenda se hizo verdad, Exodus saltó al escenario y las paredes del tinglado no pudieron atajar el sonido de las voces de la pequeña multitud, constituida de unas dos mil personas, que desgastaron sus primeros alientos, cuando “Bonded by Blood” salpicó sus oídos.

Y ahí estaban, Gary Holt, Lee Altus, Tom Hunting, Steve “Zetro” Souza, y Jack Gibson dando cátedras de riffs, dentro de un ciclo interminable de pelilargos azotando sus frondosas cabelleras contra el aire.

Mucho se puede hablar del sonido, que no fue pulcro, que el tinglado no ayudaba, que sonidista, que local, etc. Pero lo que más se puede destacar, es la increíble energía que presentaban los estadounidenses con cada interpretación, que continuaba con “Scar Spangled Banner”, “And Then There Were None”, “Iconoclasm”, “Metal Command” y “Fabulous Disaster”.

El contenido de las latas de cerveza se dispersaba por el aire, los movimientos caóticos de los asistentes eran, a su vez, consistentes, y la motivación de la banda se hacía notar, con un persistente despliegue dentro del escenario, dando patadas energéticas con cada golpe de la batería, presencia del bajo, y acordes graves.

Para “Children of a Worthless God”, el coro era ampliamente superado por el eco del tinglado, que a su vez, servía para multiplicar a las almas desaforadas que rezaban como himno cada uno de los temas.

En su hora y media de agresión musical de la buena, Exodus además presentó, “Piranha”, “Pleasures of the Flesh”, “A Lesson in Violence”, el coreadísimo “Blacklist”, el brutal “War Is My Shepherd” que fue endiosado con una representación de una misma guerra dentro del mosh, “The Toxic Waltz”, y “Strike of the Beast”, que sirvió para presentar a la banda, y resaltar la figura de Holt, quien en su segunda vuelta a Paraguay (la primera fue con Slayer en el concierto de Iron Maiden) recordó bien a sus fans, y le regaló un solo, en compañía de sus constantes headbangins energéticos con cada tema.

Finalmente, llegaron “The Last Act of Defiance” y “Good Riddance”, que sirvieron para recordar a los que aprecian del género, que no se necesita de un sonido totalmente espléndido, para crear una atmósfera de satisfacción de un concierto legendario.

Exodus le dió a la gente lo que quería, la liberación de la tensión que tantos años se fue acumulando en la escena paraguaya, por luego de muchos años, por fin está pudiendo palpar a sus ídolos que sólo podían ser escuchados a través de copias de casettes que se grababan en programas de radio, o luego, con copias rebuscadas de Pikeitor Records.

Pero esto sigue, y todavía quedan leyendas por concretarse, el Paraguay Alternativo IV nos da esa chance, disfrutémosla, y por sobre todo… Keep fucking rockin’!

Road To Ultra Paraguay: un público enérgico posible

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Al borde del delirio, apoyado en mucha energía: El Road to Ultra Paraguay conglomeró a 15.000 fiesteros en Rakiura. Un impulso en conjunto de Personal y la productora G5.

El EDM en sus ramificaciones varias y sus mixs de dance-pop y dancehouse, así como el trance, se dieron cita a lo largo de la tarde del viernes hasta la mañana del día sábado en el complejo Rakiura de la ciudad de Luque.

Jóvenes moviendo el cuerpo al ritmo de beats y bañados visualmente por las luces y la psicodelia transmitida desde el escenario U: un escenario que, aporta no solamente tecnología, sino el concepto que envuelve a una generación -nueva-, alejado de aquella fuerza electrónica de los 90, más cercanos a un nuevo horizonte en cuanto a concepto y perspectiva músical.

Guille Preda, el DJ paraguayo, se hizo cargo de la tarde del día viernes -para luego ser parte del Road To Ultra Chile-. También pasaron y le siguieron la maratón: los argentinos Festa Bros, los hermanos Festa.

Los hits y éxitos internacionales, sonaron, e hicieron sonar de vibraciones. Pasaron también The Zombie Kids, d-Block, y Stefan para el agite del público. Borgore, desde Israel saludaba con el recurso obligado “¡Rohayhu, Paraguay!”.

Con el clima casi en contra, y lo que garuaba desde el cielo, era necesario encender fuego y mantener ritmo al son de fractales luminosos y coloridos “¿Están listos, Paraguay?” arremetía el dúo Sunnery James & Ryan Marciano.

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Las gemelas Nervo, además de carismáticas, malearon a la masa que se dio cita a gusto. Desde Australia, un dúo de hermanas que, de tanto feeling, se hacían familia de todos los presentes delirando en Rakiura. Afrojack sonó con el hit “Ten feet tall”, le siguieron dos muñecos iluminados con luces led, el futuro -en esa simbiosis de tempo y sonido- era ahí mismo.

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Ahí mismo, ante un público enérgico posible, alejado de las sombras y agujeros negros que suele ocasionar el rock and roll para las masas -en cuanto a monotonía y quietud-; EDM tiene mucho por enseñar a los llamados frontman, que muchas veces se concentran en su repertorio y no en el feeling con su público.

La casaca paraguaya vistió el repertorio del alemán holandés Dash Berlín. Llegaban ya las 5am, y solamente quedaba ninguna duda por aclarar: la música electrónica con sus reminiscencias de los 80 y su evolución -gracias al underground y al mainstream- a través de los días hasta el hoy, también encuentra un gran público en Paraguay. 15.000 personas no son joda, son una gran fiesta.

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Fotografías: Cortesía G5.


El Mató en La Kawabonga: Una fiesta de rock sónico y guitarras estridentes

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Quizás con la intención de dejarnos en claro que se trataba de una celebración a la autogestión, La Kawabonga esta vez fue más allá y nos regaló un domingo a puro noise rock y pizzas espaciales, con un esperado cierre a cargo de El Mató a un Policía Motorizado, la agrupación emblema de la escena indie argentina.

La fórmula no podía fallar. Un domingo de rock estridente hecho a mero pulmón, sazonado con las ya tradicionales y crocantes pizzas de La Kawabonga, todo alineado en torno a la tercera visita de una agrupación que supo asegurarse en nuestra ciudad una legión de unos ruidosos y bien fieles seguidores que no iban a perderse la oportunidad de pararse frente a Santiago Motorizado mientras nos recitaba casi en clave existencialista que “todo va a estar más o menos bien”.

Haciéndole justicia a sus orígenes como ciclo gastronómico/musical, La Kawabonga abrió sus puertas en las últimas horas de la tarde del domingo con el aroma de las pizzas de @_Sarsaparrilla escapándose por el pasillo de la sede de la Unión Libanesa, a la par del reggae-soul desde las bandejas de Dulce y Dandy, quien tuvo la tarea de musicalizar esta fiesta junto con Pablito Vertúa y Alejo Divaguet. Más tarde, retumbaría en nuestros tímpanos el rock de letras ingeniosas de The Bacalaos, los riffs hipnóticos del cada vez más convocante surf rock de los Eeks y toda la solvencia sobre el escenario de Los Chamos del Momento, quienes se encuentran promocionando “El hombre con más camellos”, su tercer álbum.

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Algunos minutos después de las 23, subía al escenario El Mató a un Policía Motorizado, agrupación argentina que supo ganarse un espacio en los carteles de grandes festivales de música independiente de Estados Unidos y Europa, en donde se consagraron como una de las propuestas indie más interesantes de América Latina. Esta vez, recalaban en nuestro país con motivo de “La Gira de Oro 2014”, la misma que los llevó de tour con motivo de la presentación de “La dinastía Scorpio”, su último álbum.

La propuesta de El Mató cautiva desde los primeros acordes, destacándose la sonoridad noise y por momentos melódica del teclado de Chatrán Chatrán junto a las guitarras recargadas de Pantro Puto (Manuel Sánchez) y Niño Elefante (Gustavo Monsalvo), quienes supieron agotar los recursos de sus instrumentos a la manera del mítico Thurston Moore, guitarrista y frontman de Sonic Youth, a las claras una de las grandes influencias de El Mató. Y es justamente ese sonido crudo, estridente y melódico del post-punk de Sonic Youth y el rock experimental de Velvet Underground el que sobresale en las composiciones de esta banda nacida en la ciudad universitaria de La Plata, en composiciones como “Chica Rutera” o “Amigo Piedra”, canciones que no podían faltar en el setlist que se extendió hasta las primeras horas del lunes.

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Letras que hablan de amor y desamor, la vida y la muerte y la lucha existencialista contra la rutina, fueron coreadas durante el show por un público que se plantó frente a Santiago Barrionuevo (Santi Motorizado), quien además de ponerse la banda sobre los hombros no fracasa al construir una constante y apremiante base rítmica en consonancia con la batería de la Doctora Muerte (Willy Ruiz).

En líneas generales, el recorrido musical dominguero de El Mató se centró en su último álbum “La Dinastía Scorpio”, con el arranque marcado por la melodía cansina y cautivante de “Nuevos Discos”, a la que le siguieron “La Cobra”, “Más o menos”, “Mujeres buenas y fuertes” y “Yoni B”. Para alegría de los fanáticos de la primera hora, tampoco faltaron composiciones que forman parte de la trilogía de EP’s sobre el nacimiento, la vida y la muerte, como “Vienen bajando” o “Mi próximo movimiento”, así como algunas canciones del disco debut homónimo de la banda.

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El periplo musical de El Mató a un Policía Motorizado sigue su curso con presentaciones por el interior del territorio argentino, hasta terminar el año con broche de oro en el Music Wins Festival, en donde compartirá escenario con Tame Impala, Real Estate y Mogwai.


*Fotografías de El Chepi

 

Piter Punk y Mojones llevaron punk rock a Formosa

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Dos noches, un bus alquilado entre ambas bandas. Desde Asunción partía la jauria de Piter Punk, y Mojones. Rumbo a Clorinda como primer encuentro, para luego pasar al centro de Formosa.

Pasaba la tardecita de un viernes caluroso, refrescando gargantas con cerveza, acomodando instrumentos en el transporte, apurando llamadas para ir saliendo “¿dónde puta lo que están? en 3hs tocamos y seguimos en Asunción” reclamaba uno de los organizadores del bus-punk, por que el punk también se organiza.

Se pasaba la frontera para llegar a medianoche a Clorinda. El bar Black and White recibía la Ramonight. El sudor y las camperas negras hacían juego, como una receta oficial punk desde aquellos tiempos de CBGB con los Ramones, y a ellos el tributo.

Espunkdidos, la banda local, daba bienvenida con covers, en un escenario que no existía, era el mismo suelo que todos pisaban, el mismo suelo que hacía que los pies se muevan y el sudor baile. Le siguieron los invitados asuncenos. Mojones con su característico punk rock influenciadísimo por Joey Ramone y su legado. Terminando el concierto con Piter Punk haciendo paseo sobre el álbum Vuelvo Hoy. “Clorinda, un gusto estar acá y que nos acompañen bancando el calor con nosotros” decía Gabo desde el micrófono. Luego, todos al hotel, a dormir como sea, hasta el sofá del lobby era buena opción.

Amanecía el día sábado, con el segundo destino: el centro de Formosa, que en uno de sus rincones y pasadizos encuentra a la Mandinga Centro Cultural Independiente, un espacio con tanta magia a do it yourself, en donde se imparten talleres de arte, producción teatral, ferias de fanzines, y hasta se realizan conciertos como el de la noche del sábado, en donde Monos Cabrones hacía de local.

“Volvimos luego de varios años, para esto, compartir entre amigos, tocar lo que nos gusta” decía Gabo a uno de los que se acercó a preguntar sobre el nuevo álbum de Piter Punk. Vuelvo Hoy, grabado bajo la producción de Pertussi en Buenos Aires, con colaboraciones de Gaston Ojeda de Tenaz, Hernan Valente de Cadena Perpetua.

Mandinga recibía a los Mojones para abrir la noche. Un público de 100 personas rondaban frente al escenario al song de puro punk rock ramonero. Una banda compacta, con ep recién estrenado, y su segundo concierto fuera del país. Piter Punk, segunda banda en presentarse el día sábado en la Mandinga. Sonaron “Ya me acostumbré”, “Me voy de acá”, y hasta cover de Ramones, como menú de la presentación de los asuncenos.

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El público respondía hacía el final, un encore necesario para la presentación de la última agrupación de la noche, Monos Cabrones. Una agrupación skacore de la ciudad de Formosa, que ya pisó Asunción en alguna ocasión. Con temas light y otros propiamente contestatarios como “Birra y distorsión”, encendiendo la llama de un movimiento, que fuera de lo mainstream, sigue su rumbo y su camino.

Un bus de tour puede significar varias cosas, entre ellas: la unión de culturas distintas. Como lo sucedido al terminar el concierto, cuando la música ya no está, y solamente forma parte de la energía depositada y los pogos con sus coros, los nuevos amigos realizados, las sonrisas encontradas, el próximo vaso de cerveza en la vereda no ajena, sino participativa.

Los asuncenos, en el contexto de un Paraguay narco-inseguro con la muerte de Pablo Medina, los de Formosa con una ciudad con estudiantes sin aulas y la Argentina con su primer satélite en órbita. Encuentros necesarios para la reflexión e inflexión final: sudamerica desespera de respuestas; a veces la misma, en parte, se encuentra en la movida underground, aquella forma de relatar el otro cuento, la otra realidad: los pueblos pueden unirse, ser más, y hasta pueden hacer y colaborar en conjunto. La escencia misma del punk rock.

EEEKS en el JuanDe: Rock mediterráneo en un mar de asfalto

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Continuando con la serie de conciertos dentro del ciclo denominado Música Okápe, llevado a cabo en el patio del Centro Cultural de España Juan de Salazar, los EEEKS desenfundaron su sonido surf rock hipnótico y aprovecharon la ocasión para presentar su primer EP.

Con la travesía aproximándose a su fin en su edición 2014, la nave sonora del ciclo “Música Okápe, conciertos en el espacio exterior” se encargó esta vez de poner en órbita a una de las propuestas más interesantes dentro del circuito asunceno de bandas emergentes. Se trata de EEEKS, agrupación que apuesta a una muy bien lograda combinación de sonidos en donde sobresalen las guitarras de acordes insistentes que conforman un collage de estilos muy variados. Es allí donde se denotan algunas influencias que van desde el surf rock hasta el protopunk, pasando por el garage rock e inclusive algo de pop experimental.

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Si bien en un principio se hicieron conocer en el ambiente gracias a sus potentes shows en fiestas como Futura Backup, Boombox Party y La Kawabonga, en donde se presentaban bajo la denominación “The Rukis”, no hace más de un año que la agrupación encontró identidad definitiva para convertirse en lo que hoy conocemos como EEEKS, integrada por Aharon Emery (guitarra), Joaquín Abente (bajo), Luca Milessi (guitarra), Rogelio Sanabria (teclados) y Ana Díaz (batería).

Si bien la excusa que llevó a los EEEKS hasta el escenario del CCEJS en la noche del sábado fue la presentación de su primer EP, los que estuvimos presentes pudimos disfrutar de un repaso por el catálogo completo de la banda en el cual hasta se dieron el lujo de incluir el contagioso “Brian Eno”, un cover de la agrupación de rock psicodélico MGMT que evidenció un merecido homenaje a uno de los padres del avant-garde. A más de esto, dejaron muy buena impresión algunos temas como “Slow Jam”, “Funny Faces”, “Spike” y “Barakiah”, todos estos incluidos en el material que se agotó esa misma noche y que promete convertirse en pieza de colección.

No te pierdas la oportunidad de encontrarte de cerca con la música de los alienígenos integrantes de EEEKS en algún bar de la ciudad, que de seguro en breve nos van a hacer saber cuál será su próxima parada. Mientras tanto podes saber más de ellos en Facebook, en Twitter @watEEEKS y en Soundcloud.

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Fotos: Gentileza del Centro Cultural de España Juan de Salazar


Sobre Música Okápe

El ciclo de conciertos Música Okápe es una iniciativa del Centro Cultural Juan de Salazar que ofrece un espacio para bandas emergentes de Paraguay y la región. Tiene como objetivo primordial que los artistas independientes puedan mostrar su música y darse a conocer, apostando a la música de calidad, original y alternativa en todos los géneros y formatos. “Okápe” significa “fuera” en guaraní, y da nombre a este ciclo de conciertos que se realizan los sábados de abril y mayo, septiembre y octubre; al aire libre, en el patio del JuanDe. Enteráte más en www.musicaokape.com

Dos Horas con la Realeza: Fito Paez

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Si algo hay que decir de Fito Paez es que en definitiva, de haber una realeza musical en latinoamérica (lo que Elton John y compañía en Inglaterra) él sería parte de ella; junto a un puñado de inmortales más de este nuestro continente.

A decir verdad no esperaba mucho del concierto del sábado por la noche, es más, ni sabía que iría; y cuando hubo la oportunidad fue un “y ya que estamos”. Cabe decir que, obviamente, no soy gran fanático del artista ni nada parecido; sumado a esto, estaba teniendo en cuenta su edad, pensando que tal vez estaría proporcionalmente cansado y harto como yo pretendo estarlo a los 51 años. Así, casi con desgana, fui entrando a un predio del Yacht cómodamente lleno, que dejaba espacio para respirar y tener una vista cuasidespejada al escenario

A la hora y algo me encontré a mi mismo gritando “La puta madre que los re mil parió!!! Por que nos cuesta tanto el amor?!” mientras saltaba como adolescente con sobredosis de cafeína.

Fito Páez, uno de los más grandes músicos latinoamericanos de todos los tiempos, en 2012 festejó los 20 Años de “El Amor Después Del Amor” el disco más vendido en la historia del rock nacional argentino. Estos XX Años, se celebraron con una presentación en el Planetario ante más de 30.000 personas y en una gira de conciertos internacional. Con “Yo Te Amo” su ultimo álbum, se presento ante 60.000 personas que lo ovacionaron en el Vive Latino Méjico y el Teatro Condesa de México agotó las localidades con una semana de anticipación.

Sea lo que sea que haya hecho, lo hizo muy bien Fito. Conoce como nadie su público y sabe qué botones apretar y cuando. Los temas nuevos/desconocidos fueron bien disimulados entre éxitos y nostalgia. A ese “charm” que tiene Fito con su público, hay que agregar la calidad de los músicos que lo acompañan, cada uno impecable y desbordando personalidad.

Ahora, quiero dedicar un párrafo a sea quien sea el encargado de las luces: ese sí que la tenía clara. El show de luces era un espectáculo aparte. Uno podía no ver qué o quién estaba sobre el escenario, y sin embargo quedarse pasmado durante las dos horas que duró el concierto mirando las luces. Qué genio, en serio (y juro solemnemente que no me expuse a ningún tipo de estupefaciente)

Fue un concierto al que cualquiera en sus cabales iba a disfrutar, le guste Fito Paez o no. Y con 51 años a cuestas, qué tipo que sabe hacer un espectáculo.

Stefy Ramírez y su crucigrama rock en el CCEJS

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En un fin de semana cargado de propuestas musicales, la joven cantautora Stefy Ramírez decidió lanzar su proyecto solista en el Auditorio Manuel de Falla del Centro Cultural de España Juan de Salazar con una banda conformada por reconocidos músicos de la escena.

En honor a la verdad, el nombre de Stefy Ramírez no suena demasiado ajeno dentro del espectro artístico local. Y es que esta joven compositora y cantante ya lleva recorriendo camino desde hace algún tiempo en el circuito del audiovisual y el teatro, así como también con algunas esporádicas apariciones en el escenario musical asunceno, en donde siempre se mostró ávida de colaborar con cuanta agrupación o artista se anime a convocarla.

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Esta vez, tras una reiterada postergación, finalmente optó por encarar al público con guitarra en mano y un puñado de canciones que cobraron nueva cara en manos del productor Fran Villalba (ex Gaudí, 7 Cajas) y una banda integrada por experimentados músicos de la escena local como Luis Chaparro (batería), Andrés Román (bajo), Alan Barreto (cello) y Carlos Tilner (guitarra), además de la presencia en escena de músicos invitados como Luis Gutiérrez y Ricardo Pavetti de la agrupación Nunca Viste, quienes también acudieron a la convocatoria.

Durante el concierto, en donde la cantante supo mantener el tono intimista y honesto de principio a fin, se pudo notar la audacia del sonido logrado tras su paso por “Planetario Music Studio”, en donde Fran Villalba y Carlos Tilner hicieron de las suyas entre y junio y agosto de este año, hasta desembocar en lo que hoy suena bajo el nombre de “Crucigrama”, un adelanto de lo que se convertiría en el primer material discográfico de Stefy a ser grabado en 2015. Cabe mencionar que la mezcla y masterización del corte estuvo a cargo Quique Calabrese en el mítico “Studio IODI”.

Y fue justamente con los primeros acordes de “Crucigrama” que Stefy Ramírez arrancaba su presentación en el CCEJS, una canción con letra pegadiza y arreglos muy bien orquestados, en donde se denota plenamente la influencia pop rock de Gustavo Cerati en sus álbumes más experimentales en solitario. La musicalidad lograda con la acertada inclusión de Alan Barreto en el cello fue el punto destacado en algunas canciones como “Solo por esta vez”, “Alas prestadas” y “Lluvia”.

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Más adelante, honraron la invitación Luis Gutiérrez y Ricardo Pavetti, integrantes de la agrupación “Nunca Viste”, quienes se animaron con una reversión del tema original de la banda “Abrazo cósmico”. El momento del despojo llegaría con “Té para tres” de Soda Stereo, un cover obligado en el repertorio de Stefy Ramírez, quien se animó a rendir tributo con una guitarra acústica en sus manos para luego pasar a uno de los momentos más emotivos de la noche en donde los coros de “A merced” de Cerati eran acompañados por quienes se animaron a cantar la letra desde la platea.

Un show breve e intenso, pero por sobre todas las cosas muy honesto, en donde celebramos la justificada aparición de una nueva voz femenina en una escena en donde ellas parecen estar ganando terreno a paso acelerado. A Stefy Ramírez podés seguirle el rastro en Soundcloud, en el Facebook o en Twitter @S_U_LKY.

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Fotos: Gentileza de Stefy Ramírez

El Otro Yo retumbó con energía en la noche asuncena

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El Otro Yo, en el marco de su gira mundial celebrando los 20 años de “Traka Traka”, pasaron por Kop Town, en un show íntimo e intenso. Las agrupaciones Trifulka, y Carnival Prozac Dreams abrieron la noche.

Los teloneros paraguayos brillaron por los desperfectos técnicos a la hora de afrontar un concierto internacional. CPD es de esas bandas que suenan mejor en el disco de estudio, que en vivo son más energía y feeling antes que buen sonido. Trifulka, los otros -no tan adolescentes- punks que hacían de locales, tuvieron una presentación sobria pero sin sobresaltos, mientras la gente iba acomodando el cuerpo en el lugar del concierto.

“Alegría” era el tema indicado para abrir la noche, la banda de los hermanos Christian -guitarra y voz- y María Fernanda Aldana -bajo y voz- se presentaron junto a Ricky Rua -batería- en un formato trío que recorrería no solamente Traka Traka; también Abrecaminos, Colmena, Platón en la 5ta Dimensión.

Lo que podía ser parte de un setlist de 25 años de música, se tradujo en la noche Punkizante Alternizante asuncena. El Otro Yo nació a fines de la década del ‘80 y principios de los ‘90 en Temperley, de la mano de los hermanos Christian y María Fernanda Aldana. Bajo la influencia de su madre, que era poeta, y de su padre, cantor de boleros y tangos, comenzaron a escribir sus primeras canciones y participaron en varias bandas hasta que en enero de 1988 adoptaron el nombre de El Otro Yo. La discografía de EOY incluye a “Los Hijos De Alien” (1993), “Traka Traka” (1994), “Mundo” (1995), “Esencia” (1997), “Abrecaminos” (1999), “Colmena” (2002), “Espejismos” (2004), “Fuera del Tiempo” (2007), “Ailabiu EOY” (2010), “5ta Dimensión” (2012) y “Platón en la 5ta Dimensión” (2013), sumadas a cuatro entregas en vivo: “Contagiándose La Energía Del Otro” (2000), “Contagiándose La Energía Del Otro en Obras” (2005), “Pirata” (2005) y “Estallando Tu Lado Salvaje” (2008). La historia de EOY está llena de hitos: fueron la segunda banda independiente en llegar a Obras, después de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, y el grupo independiente que más discos grabó en la década del 90. Hitos tan reales como la participación de C. Aldana en la UMI (Unión de Músicos Independientes) al frente de la Ley por la Música, de Argentina.

En una propuesta dualidad mediante, los hermanos Aldana partían el show en Kop Town al medio en sus perfiles como músicos. Un Christian que no paraba de revolear la guitarra entre distorsión y voz desgarradora, y una Marifer que endulzaba el ambiente con sus melodías y acompañamientos. Se sucedieron varios temas, muchos: Mañana de Otoño, Caminando, Saltar, Viajero, Hoy Aprendí, Desatándanos, Corta el Pasto. El cierre quedó a cargo del hit No Me Importa Morir, acompañado por una jauría que esperó bastante tiempo la llegada de EOY a Paraguay.

Los decibles se calmaron ya en la madrugada del domingo, sudor mediante, la despedida agridulce se hacía presente. El Otro Yo continuará festejando a Traka Traka, llevando su propuesta el día 13 de noviembre a la ciudad de Córdoba.

EOY festeja así 25 años de música independiente, al más puro estilo de aquella insignia do it yourself. Un grupo con varios años encima, con la juventud y la energía recorriéndoles la sangre, los shows, las giras autogestionadas. Punkizante alternizante para rato, y con mucha fuerza.

Joaju Cuarteto presentó un adelanto de su próximo disco en el Teatro de las Américas

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En el 2011, el reducido pero selecto catálogo de álbumes de jazz de artistas locales se veía engrosado con la aparición de “Jazz de acá, tributo a nuestros compositores”, de Joaju Cuarteto. Luego de tres años, los integrantes de la agrupación se juegan por la segunda vuelta con un sonido que no deja de indagar en la búsqueda de una nueva identidad para la música paraguaya.

Para los comentarios necios recargados con frases desesperanzadoras como “los jóvenes ya no quieren saber nada de nuestra música”´, o la siempre recitada cantinela que reza que “la música paraguaya no tuvo recambio”, no podría recetar un antídoto mejor que asistir a un show de unos músicos que supieron encontrar el camino a través de la exploración de viejas partituras que sirvieron de punto de partida para una aventura renovadora en clave 6×8.

Al sumergirnos en la música del cuarteto Joaju, no hacemos otra cosa que encontrarnos cara a cara con la más pura y vanguardista búsqueda de expresión musical basada en nuestras raíces más profundas, en donde la polka, la guarania y el jazz ya no reconocen fronteras y logran convertirse en una suerte de desafío personal encarado por cada uno de estos músicos que a la par del cuarteto llevan adelante otros proyectos.

Si bien algunas de las composiciones que sonaron en el repertorio del show celebrado el viernes último ya fueron expuestas al público local en ocasiones anteriores, este fue el primer recital en el que los integrantes de Joaju se animaron a desenfundar de manera íntegra los temas que integrarán el segundo material del cuarteto, a ser lanzado en el transcurso del 2015.

Es así que a pocos minutos de las 21, Joaju subía al escenario con Giovanni Primerano (piano), Víctor S. Morel (batería), Miguel D. Antar (contrabajo) y Bruno Muñoz (saxo tenor y soprano) para arrancar con el intimista “Viaje al interior”, de Jorge “Lobito” Martínez, para luego dar paso inmediato a “Toviru Rekove”, tomada del cancionero social urbano del compositor Víctor Riveros.

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Luego de los primeros aplausos de la platea, Joaju se encargó de desplegar el ritmo contagioso de “Coronel Martínez” de Félix Pérez Cardozo, en donde el hipnotismo del contrabajo de Antar, quien llegó procedente desde San Pablo, Brasil exclusivamente para este concierto, se entretejía con la batería apremiante de Morel. Luego, la intensidad de los compases volvieron a la calma con la guarania “Todavía”, original del saxofonista Muñoz.
En “Reservista Purahei”, de Agustín Barboza, el merecido destaque es para Bruno Muñoz, quien parecía competir consigo mismo a la hora de ejecutar uno de los solos más furiosos y mejor logrados de la noche a través de su saxo soprano. Éxtasis absoluto.

Ya en la última parte del show, le tocó el turno a las composiciones originales del maestro Carlos Centurión, de quién los muchachos tomaron “Rayita” y “Patiño Rape”, en los que se notó la alta pericia a la hora de ensamblar las posibilidades sonoras de cada uno de los instrumentistas. Sobre el final, Bruno Muñoz nos regaló “Principicio”, también de su autoría.

Tal parece que el jazz no se detendrá en su avance insurgente dentro de la oferta de productos culturales en la ciudad, en donde son cada vez más frecuentes los shows en bares, centros culturales y hasta en plena calle palma los domingos a la noche. Si querés enterarte más de Joaju cuarteto no dejes de darte una vuelta por el Facebook/joajucuarteto.


Eruca Sativa en Asunción: El tridente rock descargó su furia en la ciudad

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Un vendaval de distorsión y musicalidad ajustada fue lo que nos dejó el power trío cordobés Eruca Sativa tras su paso debut por nuestra ciudad. El show, que tuvo lugar en una locación poco ortodoxa para este tipo de presentaciones, arrancó con la música de los locales Tribu Sónica.

Sin la efervescencia y la histeria propias de un concierto con altos niveles de distorsión, pasó por Asunción el power trío Eruca Sativa, en la noche del viernes último, con un ajustado show ante un discreto número de personas que se dieron cita en la disco Glam para ser parte de la primera presentación de estos músicos originarios de Córdoba, Argentina, aunque actualmente se encuentran radicados en Buenos Aires.

La agrupación integrada por Lula Bertoldi (voz y guitarra), Brenda Martín (bajo y coros) y Gabriel Pedernera (batería y coros) aterrizaron en Paraguay con un auspicioso prontuario a cuestas que los acreditaban como una de las bandas de mayor proyección y exposición en el circuito porteño, luego de haberse ganado un merecido lugar en la escena underground de Córdoba. Y es así que minutos antes de las 23:30 subía al escenario Lula Bertoldi para disparar sus afilados riff en medio de los acordes de la potente “Fuera o más allá”, una patada sonora que anticipaba el tenor del recital que se extendería por casi una hora y media.

Los tímidos aplausos en el comienzo fueron agigantándose con el desarrollo del setlist integrado por 21 canciones que sirvieron de muestra de la evolución de esta agrupación desde el lanzamiento del álbum debut La Carne (2008), a la que le siguieron Es (2010), Blanco (2012) y el electroacústico Huellas Digitales (2014).

Las primeras ovaciones llegaron tras el muy bien logrado cover de “Eleanor Rigby”, original de Lennon y McCartney, en donde el bajo de Brenda Martín se acoplaba con prolijidad a los compases marcados por la robusta distorsión de la guitarra de Bertoldi, quien hizo gala de un correcto histrionismo durante su interpretación a la manera de las veteranas vocalistas con timbre hard rock.

Tras el paso de “Para que sigamos”, vinieron las primeras palabras de Bertoldi, quién se dirigió al público con un “qué bien se siente estar al fin en Paraguay después de tanto kilómetros”, para luego continuar con “Tanto Tiempo”, “Tu trampa” y “Antes que vuelva a caer”.

Si bien el show estuvo marcado por el frenetismo instrumental típico de un power trío con la distorsión a tope, no faltó oportunidad para bajar los decibeles y cambiar de clima con las canciones en formato electrorock del disco Huellas Digitales, momento en que la bajista Martín se hizo cargo de una guitarra electroacústica mientras el baterista Pedernera contribuía con algunos loops programados que aportaron un matiz más pop al repertorio.

El sobrevuelo musical de Eruca Sativa siguió su curso con “Desatalo”, “Mi apuesta”, “Eco” y “Blanco”, en donde una vez más demostraron un alto dominio técnico a la hora de recurrir a la parafernalia de las monstruosas pedaleras de efecto ubicadas a los pies de Martín y Bertoldi, quienes en todo momento fueron guiadas por la percusión precisa de Pedernera, quién también se valió de secuencias programadas en algunos momentos del show.

Un recital en el que la banda demostró profesionalismo y temple sobre el escenario, teniendo en cuenta que la presentación se desarrolló en un local en donde el público se esforzó para encontrar su lugar en un espacio que no contribuyó mucho al libre albedrío de la platea.

Gustavo Viera Trío en Mburucujazz: Música sin ataduras

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El músico argentino Gustavo Viera arremetió con polenta funky y calentó el escenario de Mburucujazz, esta vez con un sonido que giró en torno al jazz, el blues y hasta algo de rumba. En compañía de Josías Montanía en bajo y Hugo Maidana en batería, el guitarrista desplegó un repertorio cargado de temas de factoría propia y algún que otro infaltable tributo.

Si bien Gustavo Viera nació y se crió en la vecina ciudad de Formosa, Argentina, es bien sabido por el público local amante del jazz que su contundente hilo creativo echó raíces profundas en nuestra capital, a fuerza de interminables jam sessions en donde en más de una ocasión le cupo hacer patria al lado de grandes referentes de la escena.

Es así que tras varios años de trabajo y exploración dentro de la estética jazz con proyección hacia la vertiente world music, lanzó en el 2002 el álbum “Recuento”, en donde dejaba entrever su audacia y curiosidad en las seis cuerdas, a través de un material del cual recordamos una interesante versión de “Pajaro Chovy”, incluido en el disco a manera de bonus track.

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En la presentación que tuvo lugar el fin de semana último en el pequeñísimo escenario de Mburucujazz Bar, Viera y los suyos arrancaron con “Cabeza Hueca” y una apremiante intro en los parches de Hugo Maidana, baterista que no escatima en versatilidad a la hora de calzarse la casaca del jazz, el rock o el punk. Con un groove de tinte afro y las acertadas improvisaciones de la guitarra de Viera, el trío anticipaba la energía que no decayó durante los más de 60 minutos de show.

Con “Rumba Asunción”, el tridente jazz se adentró de prepo en el álbum “Los Colores de la Música” (2011) con un destaque absoluto de todas las posibilidades sonoras de la batería de Maidana, quien hizo buen uso del cencerro o “cowbell” para imprimirle la estampa latin jazz a una composición en donde la contagiosa base rítmica sirvió de lienzo para la improvisación de Viera al mando de su Stratocaster azul.

En “Días de invierno” los decibeles se elevaron al punto de un power trío en donde el bajista Montanía se animó a experimentar con cuanto efecto le sea permitido mediante su pedalera, hasta desembocar en un jazz funk con matices folk. Continuaron con un infaltable en los set list de Viera, “Mr. FR”, un logradísimo blues en homenaje a Francisco Rivero, quien fuera maestro y Mentor del guitarrista argentino en sus años más cruciales de formación.
Con “Los Colores de la Música” y “Hexágono”, Gustavo Viera terminaba de confirmar su camaleónico carácter, a través de la cual supo valerse para jamás pecar de reiterativo. A manera de homenaje le llegó al turno a “Bright Size Life”, del álbum debut de Pat Metheny, un cover siempre válido para recordar a uno de los guitarristas de jazz más influyentes de los últimos tiempos.

Si querés hacerte una idea de cómo suenan en vivo podés darte una vuelta por Bandcamp o podés contactar con Gustavo viera en Facebook/gusviera

Rockenpy cumplió años y lo festejó en Capiatá

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Risk Rock en Py Fest 2014

El portal Rockenpy.com cumplió 3 años y lo celebró de la forma más modesta y contundente posible: 3 días de conciertos, 28 agrupaciones locales. Rock por la cara del mainstream asunceno, el evento se realizó en la ciudad de Capiatá.

En la ciudad de los mitos, el mito viviente se hacia presente: las ideas de rock construidas desde los años 60 en adelante, volvían a sonar, hasta con los sonidos internacionales del día de hoy; no importaba si era Asunción, Fernando de la Mora o dónde sea, aunque esta vez le haya tocado a Capiatá en el festejo de una web. No importa si fueron los Flou, los Salamandra, los EseKa´a, Los Chamos del Momento, o los The Force; no importa que si sonaron bien o si sonaron mal. Importa que ese sonido de contraste ante el status quo haya sonado y bien fuerte. ¿Capiatalooza? Ok, es justo y necesario.

Una seccional aglomeró a las 500 personas que fueron a degustar rock. Y que mejor lugar ese para el tronar de letras que pasan por historias de corazones y fumadas en las pradera de los Zacher de Ypakarai, que vuelva Tribu Sónica con nueva vocalista, que los sanlorenzanos de Tau te hablen de la mitología del mal, hasta que vengan los asuncenos de Mythika y arrasen con los tinglados caidos a pedazos de una seccional colorada tan caida como la política misma de nuestro país en los tiempos de hoy.

El grito en música, contracultura. Un rock paraguayo que necesita difusión y estructura de difusión desde los años 60. ¿Existen más medios hoy? Existen. Rockenpy es uno de ellos. No hay vuelta atrás. Formalizar la estructura nacional del rock no dependerá de un sólo portal o de los medios-radios-tvs-impresos-revistas-disqueras, también dependerá de las agrupaciones y su gestoría de producción combinada a enmarcar causas y apliques de leyes regionales para los músicos que en nuestro país son un sueño más… capaz como alguna vez el sitio rockenpy fue un sueño, o la primera guitarra de alguno de los pibes que subían al escenario este fin de semana

Sonaba punk, ska, thrash metal, stoner-rock, pop-rock, polka-rock, heavy rock, heavy power. Sonaba de todo en esa seccional, más vale que suene música y no un hurrero político atendiendo votos. Adolescentes, no tan adolescentes, gente grande, gente vieja, y gente vieja que aún sigue joven. El rock se abre -y sigue su- camino no por el concierto, no por la ciudad, ni por las bandas presentes; la idea de rock, la atemporal situación caótica de nuevos medios y nuevas formas de llegar, la de Hendrix, la de Morrison, la de Van Halen, la de Madonna, la de Cobain, la de la birra en la lata en la plaza y el asadito en la esquina, la del oido siendo invadido por las melodías de algún hit posicionado en algún medio y la de algún corte sin cabida haciéndose propio de un perímetro con el volumen de altoparlantes bien en alto.

O como lo dicho por un pibe en la plaza “Acá en Capiatá, acá manda el rock and roll, lekaja. Comando Capiatá siempre haciendo aguante”, donde arremete su amigo de noche “Mbae Capiatá pio? Luque es rock and roll”. De dónde llegaban los rockeros a esa seccional, no solamente de la ciudad anfitriona.

“Hay mucha gente nueva acá, salir de Asunción pega demasiado. Te enfrentas a un público que no sabes como va a reaccionar” comentaba Xavi, un borracho como yo que de vez en cuando hace de guitarra y voces en Los Chamos del Momento. “Y salir de la caja, de lo mismo de siempre” remataba otro al otro lado -y aún no me devolvían el vaso de birra- hablando de esas otras posibilidades de expansión fuera de la capital del país ¿exiliando a su propio rock hecho en casa? Belleza, de los coñales. Hasta que no te devuelven la birra ni te llevan en el auto; pero está bien, ser rockstar como ellos no es para todos, es para ellos, los que hacen y se trasladan con su música de un punto a otro, con el mismo sueño a cuestas -o no-: que suene más rock paraguayo en todas partes. ¿Y el cache? bueno, algunos sólo quieren tocar y tocar. La construcción es una constante a replicar en varios otros medios, y nuevas otras productoras y gestores culturales del rock made in Paraguay.

Casi treinta agrupaciones en tres días de concierto en un festejo sobre un portal web. Medios existen, conectar puntos y decibeles es la consigna. Bajo la consigna de siempre: que sea rock, que construya -destruir también es una forma de construir-; y que suene fuerte, más fuerte que el motor de la línea 27 abriéndose paso a toda velocidad sobre una ruta que, en un punto determinado se convierte en ruta internacional.

Siamoniente Aggressive Squad Rock en Py Fest 2014 Flou Rock en Py Fest 2014 rock paraguay capiata

Fotos: Gentileza Ximari y Ale Gavigan para Rock en Py.

Nde Ramírez: Psicofolk desde el otro lado del río

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Tras 150 kilómetros de tránsito pesado por la Ruta Nacional 11, los Nde Ramírez llegaron desde la vecina Formosa con sombrero de paja y bombo legüero en mano para presentar su fusión de folclore litoraleño con rock psicodélico.

Nde Ramírez, la banda formoseña asentada en la margen derecha del río Paraguay y a 150 kilómetros de Asunción, desembarcó una vez más en el escenario de Rockero Popurrí Nocturno con su propuesta psicofolk en medio de un despliegue conceptual con elementos visuales y teatrales que ya constituyen la marca registrada de este colectivo artístico.

La agrupación, que usualmente se presenta en forma de cuarteto, aglutina a un buen número de artistas multidisciplinarios que colaboran con el emprendimiento impulsado por el guitarrista y cantante Marcos Ramírez y otros músicos de la talla de Walter Broide, Uli Gómez y Diego Landau, entre otros.

La agrupación, que usualmente se presenta en forma de cuarteto, aglutina a un buen número de artistas multidisciplinarios que colaboran con el emprendimiento impulsado por el guitarrista y cantante Marcos Ramírez y otros músicos de la talla de Walter Broide, Uli Gómez y Diego Landau, entre otros.

En síntesis, la propuesta de Nde Ramírez se basa en un proyecto de música en vivo, imagen y gestión cultural que desde Formosa, Argentina busca recrear en cuanto escenario les sea posible este experimento musical y conceptual desde la perspectiva del folclore regional, el rock, el hip hop y la psicodelia. Es por ello que en esta suerte de redescubrimiento colectivo, los Nde Ramírez nunca dejan de compartir escenario con los artistas locales de cada ciudad que visitan.

En esta ocasión, los músicos se reencontraron con el público asunceno y como no podía ser de otra manera, invitaron al escenario a sus pares locales como Marcela Lezcano y Marco Todisco, quienes acompañaron a los formoseños durante algunos momentos del show que recorrió el repertorio del álbum “Bienvenidos a Villa Jardín, donde nadie se enoja” y “Trágico Robótico Erótico Exótico”.

Marcos Ramirez y los suyos se presentaron en el bar Rockero de Asunción.

Marcos Ramirez y los suyos se presentaron en el bar Rockero de Asunción.

Ataviados con ponchos y unos aparatosos sombreros pirí, Marcos Ramírez y los suyos electrificaron desde el primer minuto el esquema 6×8 folk regional para imprimirle su narcotizante psicodelia en temas como “La Nena y el Pombero”, “Mr Chamame” y “Tus llamados”, con letras ingeniosas que se recuestan en la parodia y la ironía para reforzar el concepto art rock que persigue la agrupación.

En medio de todo ese coctel de música mestiza, los Nde Ramírez entretejieron durante más de una hora de show un puñado de canciones y temas instrumentales en donde la polka, el chamamé, el malambo y hasta el hip hop tuvieron su lugar en medio de una confrontación entre lo selvático y lo urbano.

Si querés ponerlos a prueba y determinar qué tan identificado te sentís con el concepto, podés buscarlos en facebook.com/nderamirez.

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Fotografías Sarah Silguero.

Kilkfest: Locuras de rock y pop en un mega festival

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Hasta el escenario necesitaba refrescar el calor. Fotografía: Male Bogado.

El finde pasado tuvo un condimiento especial para los casi 4500 asistentes y amantes del movimiento musical: se llevó a cabo el Kilkfest que organizó G5Pro. Tras un calor que hizo sudar hasta a las lagartijas el sábado; el domingo respondió con sudor del cielo, una lluvia que no terminó aguando la fiesta.

Día 1: Que sea rock

Ya desde las 16:00 horas del sábado los stands estuvieron presentes en el Centro Histórico de Asunción, dando un ambiente de “San Juan Ecléctico” con buena comida, birra fría, y por sobre todo buena onda. Aunque la gente tardó en caer a la farra, las bandas ya entregaban energía en las primeras horas, con un Capitán Kafka bien punk, un Villagrán Bolaños tirando vitos de ritmo subtropical, y afuera Radio Bolivia, que en los parlantes daban los primeros pasitos de baile a los que iban llegando.

El Ritmo Subtropical de Villagrán Bolaños inauguraba los primeros pasos de baile y sudor en el Kilkfest. Fotografía: Cortesía Villagrán Bolaños.

El Ritmo Subtropical de Villagrán Bolaños inauguraba los primeros pasos de baile y sudor en el Kilkfest. Fotografía: Cortesía Villagrán Bolaños.

Como vampiros sedientos, la gente recién iba despabilándose cuando iba cayendo el sol, y pudieron atestiguar la brillante performance de Boom Boom Kid. En un sonido que acoplaba bajo un tinglado que siempre tiene el mismo problema de acústica. Al ex-Fun People nunca le importó c{omo sonaba la banda. Rockabilly, hardcore punk, punkcore, bailes en el micrófono, saltos de medio metro. 40 minutos de show y aún faltaba lo mejor: la ola y el surf en brazos de los fans presentes, que ya lo vieron en otras ocasiones por Asunción.

El niño punk, Carlos "Nekro" Rodríguez con lo que sabe, mucho feeling y temas sin descanso. Fotografía: Cortesía Personal.

El niño punk, Carlos “Nekro” Rodríguez con lo que sabe, mucho feeling y temas sin descanso. Fotografía: Cortesía Personal.

4500 personas recorrieron la zona de entretenimiento y refrigerio instalada para esta edición de 48hs del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

4500 personas recorrieron la zona de entretenimiento y refrigerio instalada para esta edición de 48hs del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

El rock tuvo un pequeño receso para las mezclas de DJ Teo y DJ Kwak, quienes dieron su boom de música a la audiencia, que buscaba desesperadamente algo frío que tomar. “Hakú che ra’a. Hace tanto calor que no puedo ponerme en pedo de tanto que ya sudo la birra ya otra vez”, se escuchaban por animados pasillos de Palma y Hernandarias, en donde se encontraba un breve bloque para posar los pies en el aire por unos minutos, y apreciar todos los tatuajes ambulantes, algunos ligeros de ropa, porque el clima ameritaba.

2drumashup, el duo de bateristas arrimó sudor y calor ya encarando la medianoche en Casco Antiguo. Fotografía: Cortesía Personal.

2drumashup, el duo de bateristas arrimó sudor y calor ya encarando la medianoche en Casco Antiguo. Fotografía: Cortesía Personal.

El sonido se tornó rock nuevamente, con la poderosa presentación de 2DrumsMashUp, el dúo de bateristas que recordaron propuestas noventosas y de otras décadas, con brillantes arreglos de percusiones. Le siguieron los Naranja Party, The Beatangers y el DJ local, Manolo Florentín.

El pop rock de Naranja Party sacudió los altoparlantes del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

El pop rock de Naranja Party sacudió los altoparlantes del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

El plato fuerte llegó con una excelente performance de Capital Cities, cuyos músicos devolvieron la temperatura que se sentía en el aire, con soberbios arreglos musicales, interacción con el público y un sonido lo suficientemente pulcro, como para que el dúo se pueda lucir por completo ante una audiencia que se rindió a sus pies. “Nothing Compares 2 U” y “Staying Alive” fueron los covers que los norteamericanos utilizaron como excusa para bailar, finalmente sonó “Safe and Sound”, en donde uno de los dos cantantes se abalanzó hacia la gente para tenerlos más de cerca.

Un sonido sólido envolvió a los norteamericanos de Capital Cities en todo momento. Fotografía: Cortesía Personal.

Un sonido sólido envolvió a los norteamericanos de Capital Cities en todo momento. Fotografía: Cortesía Personal.

Nicole Arz también dijo presente al público, respondiendo hasta con pedidos de temas. Fotografía: Cortesía Personal.

Nicole Arz también dijo presente al público, respondiendo hasta con pedidos de temas. Fotografía: Cortesía Personal.

Afuera, el ritmo se volvió cumbia, pero una mezcla en la cual la cumbia se hace rock, y el rock se hace cumbia. La banda Los Masterplus, que hicieron bailar hasta el delirio a un grupo de personas que fueron determinadas a escuchar esa frenética combinación. “Sexo en el fuego” y “Fiestiña” dieron una sacudida de desvergüenza a esos que se la dan muy rock, pero que reconocen que la cumbia corre por su sangre. Los sombreros y los bigotes tienen que volver.

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Por último, la noche quedó en bandeja para Los Babasónicos, quienes ya empezaron cuando los Masters Plus ni siquiera todavía bajaron del escenario afuera. La agrupación argentina ya conocía a su público, les dio lo que quiso, mucha pila, letras bien provocadoras, un poco de saturación en las voces, pero los coros de los asistentes se encargó de tapar pequeños defectos técnicos provocados por el tinglado. Entre “¿Y qué?”, “Carismático”, “El ídolo”, “El colmo” y “Fiesta popular”, el sudor en la frente, y los sonidos eufóricos se dejaron notar hasta llegado el domingo a la madrugada. Babasónicos puede volver mil veces más, también, pero su público paraguayo parece ser que no está dispuesto a aburrirse de ellos tan rápido.

La madrugada hacia lo suyo, se venía el descanso hasta el día 2 del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

La madrugada hacia lo suyo, se venía el descanso hasta el día 2 del Kilkfest. Fotografía: Cortesía Personal.

Día 2: Que sea pop

Kitapena puso corazón al ritmo y al baile. Fotografía: Male Bogado.

Kitapena puso corazón al ritmo y al baile. Fotografía: Male Bogado.

La fiesta continuó al día siguiente. Desde las 17:00 los parlantes fueron invadidos por las buenas vibraciones de ChillBro de Concepción en el “Indoor Stage”, seguidamente, afuera, se ubicaron los Kita Pena para alegrar a los presentes.

Bohemia Urbana fue recibiendo más gente, en la oportunidad con sus éxitos y un agradecido vocalista, quien dio la bienvenida al ruedo musical a los concepcioneros. Jaime Zacher, hablaba de frente, reconociendo a los presentes, y pidiendo coros de “unas 77 personas” nada más, ya que todavía no se colmaba el Casco Antiguo. Un ritual dio lugar cuando pidió a los asistentes que tomen asientos, para ir agradeciendo a los grandes referentes culturales del Paraguay.

Pipa Para Tabaco encendió coros en el día 2 del Kilkfest. Fotografía: Male Bogado.

Pipa Para Tabaco encendió coros en el día 2 del Kilkfest. Fotografía: Male Bogado.

Pipa Para Tabaco tomó la posta luego moviendo con buen reggae a la juventud que ya se fue agolpando en mayoría dentro del tinglado, que resguardaba de las primeras gotas que se fueron sitiando en el lugar. “La Manzana”, “Todo Biento” y otros grandes hits balanceaban las rodillas.

Hasta el escenario necesitaba refrescar el calor. Fotografía: Male Bogado.

Hasta el escenario necesitaba refrescar el calor. Andi Selich subía como invitado de Pipa Para Tabaco. Fotografía: Male Bogado.

"Chirola" como La De Roberto hizo lo suyo siguiendo la difusión de Hemisferios. Fotografía: Male Bogado.

“Chirola” como La De Roberto hizo lo suyo siguiendo la difusión de Hemisferios. Fotografía: Male Bogado.

La De Roberto fue la última banda que tocó en el escenario exterior, ante una lluvia que ya azotó dando un toque fresco a los que necesitaban olvidarse del calor. Adentro, Armandinho recibió a todos con los brazos abiertos, y una hospitalidad musical que se reflejaba en los acordes del brasileño, quien regalaba un poco de sonidos tropicales romanticones para el goce de las chicas quienes ensordecían con sus gritos. Un poco más tarde, nuevamente afuera, la lluvia mermó y permitió a Britranchera y The Kilks demostrar su música a la gente.

Ya no importaba si caia o no lluvia, la cosa era sentir la música y que el resto, suceda. Fotografía: Male Bogado.

Ya no importaba si caia o no lluvia, la cosa era sentir la música y que el resto, suceda. Fotografía: Male Bogado.

Bailes, pogos, saltos. El sonido conglomeraba a la fiesta en Casco Antiguo. Fotografía: Cortesía Personal.

Bailes, pogos, saltos. El sonido conglomeraba a la fiesta en Casco Antiguo. Fotografía: Male Bogado.

Blind Melon pisó un poco más tarde de lo previsto el escenario, la gente ya empezaba a retirarse de a poco cuando la banda desplegó toda su combinación energética de rock a un buen estilo grunge, los hits “No Rain” y “Change” no faltaron en un setlist corto, pero directo. El vocalista ciertamente no fue elegido de forma random, ya que su registro vocal hace recordar bastante al fallecido Shannon Hoon. Algunos noventeros agradecieron el gesto de la visita de una banda que parecía tan lejana, tanto en el espacio como el tiempo. Igualmente, los más jóvenes parece ser que se pusieron a investigar y no dejaron pasar la oportunidad como para cantar desaforadamente. Cuando uno estaba más cerca al escenario, se podía disfrutar mejor del concierto, porque en el espacio del fondo, ya el sonido mismo traicionaba a los oídos, pero eso no impedía que los norteamericanos logren el despliegue de un show memorable.

Preparadas para nadar en feeling. Icona Pop brilló en el Kilkfest. Fotografía: Male Bogado.

Preparadas para nadar en feeling. Icona Pop brilló en el Kilkfest. Fotografía: Male Bogado.

Ya en última instancia, con la vuelta de la lluvia, subió a escena el dúo sueco Icona Pop para empapar de sudor y alegría a todos los que dieron la bienvenida a un lunes con música electropop, agua en los pies y aplausos en el aire fueron las combinaciones que dadas en el momento en que sonó el megahit “I Love It”, con coreografías y repeticiones de agradecimiento de parte de las artistas. Muchos saltos, mucha alegría, mucha vida dió la performance de las europeas, que, muy al estilo Abba se manejaron sobre el escenario acercándose a cada individuo que quedó para verlas.

Ya sólo quedó la lluvia después, DJ Pasto hizo el “Finish Him” a los que desafiaron al mal clima y al horario, un set soberbio dejó a los últimos en la fiesta, convertirse en los primeros despiertos del lunes.

Mucha música, hasta el cansancio despide este 2014, que nos dió más de un alegró a cada uno de los melómanos paraguayos. El Kilkfest quizás sintetizó en gran medida todas las vivencias a nivel de conciertos que se desarrolló en este año. Por un 2015 que sea todavía más placentero para los oídos.

Keep fucking rocking!


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Fotografías: Personal y Male Bogado.

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